STRYD con sensor de viento

Evalúa correctamente tu esfuerzo real

17 de febrero de 2020

Estaba yo la mar de contento con mi Stryd cuando estos yankees anunciaron que sacaban una versión mejorada con sensor de viento. La verdad es que era una evolución natural ya que uno se daba cuenta en seguida que, cuando soplaba fuerte el viento de cara, la potencia bajaba pese a mantener la misma intensidad de ejercicio.
Tocaba hacer por tanto un upgrade y vender el antiguo para conseguir el modelo nuevo. No es que sople mucho viento en Andorra pero por motivos profesionales tenía que comprobar que la mejora valía la pena.

El sensor de viento se aloja en la parte trasera del dispositivo, justo en la parte que está en contacto con los cordones. Uno podría pensar que no le toca el aire y por tanto que no funciona correctamente, pero eso no es así. El sensor de viento te permite evaluar la resistencia que te ofrece el aire que con tu movimiento estás desplazando en caso que el viento sea 0, la ayuda que te ofrece en caso que tengas viento a favor o el gasto que te supone en caso que este sea en contra.

Cuestiones técnicas a parte y centrándome más en la parte más práctica, lo que permite, al igual que con las subidas y las bajadas, es regular mejor el esfuerzo.
Se conoce sobradamente que la mejor forma de obtener un rendimiento máximo es mediante el mantenimiento de una intensidad de esfuerzo constante. Ello redunda en una optimización de la vía metabólica que se necesita para cada distancia, procurando mantener el pico de potencia para esa distancia/tiempo según lo que hemos entrenado y la previsión que tengamos en nuestro planteamiento estratégico. Por esta razón, desechamos la frecuencia cardíaca y el ritmo como factores de control de la intensidad para utilizar la potencia.

Con este parámetro podíamos centrarnos en seguir una potencia constante estuviéramos bajando o subiendo, lo que obligaba a subir o bajar la velocidad, respectivamente. Pero, ¿qué pasaba con el viento? ¿No actúa igualmente como si fuera una bajada o una subida?
Sin el sensor de viento, uno podía quemarse en un llano con el viento de cara procurando alcanzar la potencia objetivo o bien regalar rendimiento con el viento soplando en la espalda.
El sensor de viento por tanto, es un paso más allá para poder mantener la intensidad del esfuerzo pese a las ondulaciones del terreno y el viento imperante.

Como si esto no fuera suficiente, el hecho que el Stryd valore el viento para corregir el algoritmo y dar un dato de potencia más ajustado, produce un beneficio que personalmente no sospechaba ni creo que los ingenieros de Stryd esperaran. Y es que disfrutando de recorridos habituales de trail running con bajadas más o menos pendientes en que el valor de potencia estaba claramente subestimado, me di cuenta que con el nuevo Stryd, los valores de potencia eran más altos.
Esto es producto sin ninguna duda, que está detectando una alta velocidad por causa del viento que le entra en el orificio del sensor y pese a que detecta una menor aceleración en el paso, sí que detecta una alta velocidad generada por la gravedad que ofrece una resistencia del viento. Esto genera que al menos, no te menosprecie tanto el efecto del trabajo excéntrico que suponen las bajadas, una mejor evaluación del factor de estrés de cada sesión de entrenamiento y la posibilidad de evaluar mejor las demandas de las competiciones para posteriormente entrenarlas con mayor fidelidad.

Un caso práctico

De la mano de los autores del libro «El Secreto de la carrera», Hans van Dijk y Ron van Megen ha llegado a mis manos un artículo suyo en el que analizaban el efecto del viento en una media maratón que se hace en Egmond (Holanda).
Esta situación es ideal para evaluar la importancia del sensor de viento en el Stryd y justifica sobradamente la nueva prestación del dispositivo.

En esta competición, los más de 10.000 participantes, se enfrentaron a vientos de fuerza 6 durante un primer tramo de 7 km. En esta sección, los corredores más fuertes decidieron correr en pelotón como los ciclistas para tratar de esconderse del viento y guardar la máxima energía una vez superada esta dificultad. Por ello, la carrera realmente empezó cuando se apartaron de la playa, cambiaron de dirección y el viento dejó de torturarlos inclemente en plena cara.

Todos los corredores en un pelotón, luchando contra un viento de fuerza 6 en la playa de Egmond en dirección hacia Castricum

Todos los corredores en un pelotón, luchando contra un viento de fuerza 6 en la playa de Egmond en dirección hacia Castricum

Hans van Dijk y Ron van Megen tuvieron la suerte de poder contar con el archivo del dispositivo de entrenamiento de un corredor que utilizaba un Stryd con sensor de viento. El atleta en cuestión salió conservador detrás de un grupo y pese que en algún momento, tuvo que ponerse al frente y tirar del grupo, pudo reservar bastante energía para los siguientes dos tercios de carrera.
Esta estrategia es sin duda acertada y mucho más inteligente que correr sólo luchando de forma desigual contra el viento.

En la tabla adjunta, se pueden ver los valores resumidos de potencia juntamente con el mapa del recorrido. Hasta el km 7, viento de cara. Después de este, terreno ondulado hasta la línea de meta con una fase final de viento cruzado.

Valores resumidos de potencia y mapa del recorrido

Stryd con sensor de viento. Valores resumidos de potencia y mapa del recorrido

Por otra parte, en la siguiente tabla se pueden apreciar los valores de resistencia al viento durante toda la competición. Durante los primeros 7 km, la potencia media del viento fue de 40 vatios, con picos de 70 en muchas ocasiones (que corresponden cuando iba al frente del pelotón). Del 7 al 19 disfrutó con una carrera más plácida sin el viento impidiendo el avance hasta que en el 19 y hasta la meta, volvió a sufrir un viento cruzado con un coste medio de 20 vatios.

Valores de resistencia al viento durante la competición

Stryd con sensor de viento. Valores de resistencia al viento durante la competición

El gráfico siguiente muestra la potencia total y la potencia del viento del corredor durante la carrera. Hasta el km 2, su potencia fue de 270 vatios. Él procuró mantener esa magnitud constante a lo largo de toda su carrera, con un ligero incremento durante el último kilómetro hasta cruzar la línea de meta. Sin lugar a dudas una buena estrategia.

Stryd con sensor de viento.  Potencia total y potencia del viento del corredor durante la carrera

Stryd con sensor de viento. Potencia total y potencia del viento del corredor durante la carrera

Finalmente, en el siguiente gráfico se puede observar la relación entre ritmo de carrera y potencia del viento. El viento de cara supuso una menor velocidad a causa de la resistencia del viento y a la inversa cuando éste giró. Ello indica que el deportista siguió una estrategia de intensidad constante basada en el control de la potencia, que se tradujo en un ritmo desigual por causa del viento.

Stryd con sensor de viento.  Relación entre ritmo de carrera y potencia del viento

Stryd con sensor de viento. Relación entre ritmo de carrera y potencia del viento