Planificando la improvisación
Lo reconozco, soy de los que me gusta ponerme un dorsal y darlo todo en una carrera. Aunque últimamente lo hago menos y soy más selectivo porque la edad obliga a planificar mejor cargas, descansos y recuperaciones. Por ello, uno cada vez improvisa menos y planifica más.
Y la falta de improvisación y el encorsetamiento competitivo es una de las razones por las que mucha gente no quiere planificar su temporada ni que sea haciendo un pequeño esbozo con las líneas maestras de lo que le depararán los siguientes meses. Ni que decir cabe que esto es un error que no nos permite alcanzar nunca nuestro máximo potencial de rendimiento.
La temporada, según el deporte al que nos dediquemos, no es otra cosa que el período de tiempo en que se sitúa nuestra carrera más importante. Y esto, no necesariamente debe coincidir con un año o unos meses de un año. Desde la planificación por bloques, mucho ha cambiado la concepción sobre esta y en función del nivel del deportista (obviamente no es lo mismo un deportista profesional que uno amateur) podemos imaginar otro tipo de organización temporal que nos ayudará a disfrutar más de los entrenamientos; estar más focalizados cuando llegue el momento; obtener resultados superiores; conciliar mejor vida deportiva, familiar y laboral y dilatar nuestra trayectoria deportiva.
Imaginemos un triatleta que para 2017 tiene su Ironman en octubre. Su temporada de triatlón podría empezar a finales de primavera o incluso inicios de verano. Pero «sus otras temporadas» podrían ser de atletismo para preparar una maratón a finales de invierno con carreras de cross, 10 k y 21 k por asfalto e incluso una «otra temporada» de ciclismo para preparar marchas cicloturistas antes de empezar la preparación ya específica para la carrera más importante del año.
Relacionando este ejemplo con el título del artículo, uno puede disfrutar durante una parte de la temporada de la libertad de dejarse engañar por el cuñado, el compañero de trabajo o el amigo para ir a correr una carrera al lado de casa, sabiendo gracias a la planificación general planteada, que es un momento en que se lo puede permitir y por tanto sin tener sensación de renuncia o perderse algo durante demasiado tiempo.
El poder improvisar en determinados momentos del año nos permitirá relajarnos un poco más y disfrutar del componente más lúdico de las competiciones, yendo sin presión pese a prenderse un dorsal de la camiseta o el maillot de ciclismo. Y esto es bueno para después ya centrarse en la carrera en que realmente queremos estar a tope y sobretodo para poder dedicarnos durante más años, ya que las temporadas entendidas como tradicionalmente dejan de ser sólo períodos de preparación para competiciones a las que vamos con el semblante serio y concentrado.
Hay una frase de Albert Einstein que me gusta especialmente que dice: «Es de locos hacer las mismas cosas y esperar resultados diferentes». Por ello, plantéate la posibilidad de poder empezar a planificarte las temporadas. ¿Quieres que te ayude?