Gestión de la intensidad en la GBDURO
¿Cómo afrontar los retos de ultradistancia de bikepacking?
En el artículo de la semana pasada hablé sobre las travesías de larga distancia en bicicleta de gravel o MTB, conocidas como bikepacking y vimos las particularidades de la GBDURO. Esta semana nos metemos de lleno en faena para ver cómo gestionar los retos de ultradistancia de bikepacking.
Si sois seguidores del blog seguro que os viene a la memoria Javier Iriberri con sus gestas en la Race Around Austria y el papelón que hizo en la RAAM. Su gestión de carrera estaría pensada sobretodo para intentar hacer un buen resultado e ir todo al límite que la distancia le permitiera en los tramos cronometrados.
El problema es que Javier todavía no ha descubierto el bikepacking y aún prefiere un coche de apoyo que le vaya dando voces con un megáfono, Mikel Erentxun de banda sonora y su mujer Irache cuidando de él. Tampoco tengo muy claro cómo le iría con el mapa y GPS en mano. Pero todo es cuestión de ponerse porque seguro lo haría bien.
La persona que participa en la GBDURO dista mucho de los niveles de VO2 máx de profesional de Javier y las horas de entrenamiento disponible, pero tiene la misma ilusión y motivación para poder acabar que el resto de participantes, desde el primero al último.
De sobras es conocido que el mejor resultado en cualquier competición de resistencia se obtiene procurando mantener el ritmo lo más constante posible. Por esta razón, y en el caso que nos ocupa, hay que tener en cuenta dos aspectos importantes que nos pueden llevar a imprimir un ritmo no adecuado:
- Los tramos cronometrados.
- Los tiempos de corte de cada etapa.
Para una persona cuyo objetivo es acabar, el consejo sería olvidarse de los tramos cronometrados. Hay que pedalear siempre con la misma intensidad e ir cumpliendo los kilómetros y los metros de desnivel programados para cada día antes de echarse a descansar. Por tanto, debe transitar por dichos segmentos a una intensidad que probablemente sea más baja que el nivel potencial que podría tener pero que, a medida que pasen los días, se igualará por causas de la fatiga.
Así pues los tramos cronometrados no tienen que ser ningún motivo de preocupación, ni deben condicionar ningún tipo de estrategia nutricional que fuerce el sistema digestivo procurando dar la máxima disponibilidad de carbohidratos al organismo.
Otra cosa son los tiempos de corte de cada etapa. Esto sí que debe ser motivo de preocupación en nuestro caso ya que no estar atento a ellos supone poderse quedar fuera de carrera.
La tendencia habitual ante los tiempos de corte es salir rápido para cogerle ventaja y tener margen después a medida que la fatiga vaya haciendo mella. Y esto es un error. Vale más salir más lento a una intensidad que se pueda mantener durante toda la competición y no tener tanto margen que salir demasiado rápido, coger ventaja pero después perderla en nada.
En una carrera con un recorrido fijo es fácil poder calcular la velocidad media mínima a seguir e intentar estar siempre por delante. En el caso de la GBDURO es más complicado ya que no sólo se trata de hacer como mínimo el recorrido más largo previsto por la organización a una velocidad media ligeramente superior, sino que hay que jugar un poco con las pérdidas de tiempo debidas a extravíos indeseados o malas elecciones de itinerario.
En las carreras de orientación hay un lema que se puede aplicar en toda su amplitud en la GBDURO y es que hay que: PENSAR Y CORRER. Y no a la inversa. Merece la pena pensar primero en el itinerario, pensar primero antes de coger un cruce y pensar antes de cualquier decisión. Lo malo es que hay que hacerlo en situación de fatiga física extrema y lo peor, una privación de sueño que nubla la razón.
Hechas estas dos consideraciones importantes relativas a los tramos cronometrados y los tiempos de corte, es el momento de pensar en los criterios a la hora de delimitar los tramos dentro de las 4 etapas y los tiempos de descanso.
Si nos ceñimos a una cuestión numérica, haciendo 200 km al día, llegamos. Pero desde mi punto de vista esto puede ser un error. Si el tramo de 200 es de poco desnivel y acabamos en un tiempo inferior a lo esperado, estaremos tirando a la basura un tiempo que quizás en otro tramo de 200 km igual pero con mucho más desnivel, necesitaremos.
Sería mejor pues dividir los 30.000 metros de desnivel positivo en los 10 días de margen. Esto son 3000 al día. Una locura vaya. Y más si tenemos en cuenta que hay que llevar el peso en la bici y que la meteorología en UK tiende a ser muy lluviosa.
En cualquier caso, los 3000 positivos son un buen punto de referencia y un objetivo a cumplir en cada jornada. Obviamente es interesante monitorizar igualmente la distancia, no sea que tengamos algún problema técnico en el GPS/Altímetro y pensemos que vamos bien, cuando puede suceder todo lo contrario.
Una previsión razonable sería poder hacer estos 3000 positivos y 200 km. aproximadamente en unas 10 horas los primeros días y 12-14 los últimos. Esto significa que la media de velocidad tendría que estar alrededor de los 17-20 km/h. Ir más lento significa dormir menos. Y dormir menos significa ir más lento. Estamos en un círculo vicioso que nos puede llevar al desastre. Será importante pues ir monitorizando los datos de rendimiento para poder decidir si se duerme más o menos o se intenta ir más o menos rápido.
El potenciómetro en esta tesitura se antoja crucial puesto que la frecuencia cardíaca, a medida que van pasando los días, va cayendo y no sirve de referencia. Conocer los valores de potencia que estamos moviendo nos ayudará a saber si nos estamos saboteando o bien vamos gestionando correctamente el esfuerzo.
En pruebas de larga distancia de esta tipología se trata de no pasar de zona 3 de potencia en las subidas nunca. En llano movernos en zona 2 baja y zona 1 y bajando dejarse caer con la ayuda de la gravedad y disfrutar del paisaje sin correr riesgos y cuidando la mecánica, que a la postre es lo que hemos venido a hacer en este tipo de pruebas.