Smartwatches

¿Seguro que son tan "smarts"?

9 de marzo de 2020

A menudo, recibo consultas acerca del significado y la fiabilidad de la información que el dispositivo de entrenamiento ofrece del estado físico del usuario.

El nivel de VO2 máx, la fatiga acumulada, las horas necesarias de descanso hasta el próximo entrenamiento, el estado de entrenamiento, la adaptación a la altura, el nivel de estrés,… son parámetros que suelen utilizarse para generar esta información.
El objetivo del fabricante es que con ello, el propietario del reloj utilice los parámetros para ajustar el plan de entrenamiento y modificar hábitos de vida poco saludables.

Sin embargo, y pese al esfuerzo encomiable, la fiabilidad es dudosa. Sin ir más lejos, y para ejemplificar el artículo de la semana, este fin de semana realicé dos entrenamientos de esquí de fondo. En total sumaron 44 km, 3h40, 1200 metros de desnivel positivo y un factor de estrés de 233 TSS. Sin duda, fue un buen entrenamiento. De hecho, al acabar, el reloj me dijo que necesitaba descansar 72 horas hasta mi próximo entrenamiento.
Pero después, al descargar el entrenamiento a Garmin Connect me dice que es improductivo. A ver Sr. Garmin… ¿En qué quedamos? ¿Improductivo o tengo que descansar?

Por otra parte… 2451 minutos de actividad intensa son más de 40 horas. ¿En un sólo día? Aquí algo no cuadra.

Fiabilidad de dispositivos de entrenamiento

Fiabilidad de dispositivos de entrenamiento. ¿Qué parámetros utilizar?

Viendo todas estas contradicciones, es fácil suponer que mi respuesta ante las consultas relacionadas con estas informaciones es que no hagan caso a nada de ello. La razón fundamental es porque no tenemos datos acerca de cómo se obtiene esta información. Está claro que los datos registrados con el dispositivo sirven para elaborar los diferentes valores una vez filtrados por un algoritmo. Pero, ¿qué fiabilidad tiene ese algoritmo? ¿se adapta a cada individuo y sus especificidades o es generalista?

Uno de los principios básicos de la teoría del entrenamiento es el de la individualización. Es obvio que los algoritmos son contrarios a ese principio y por tanto, le restan totalmente validez a cualquier valor que nos ofrezcan. Por ello, mi recomendación es leer esos datos con escepticismo y focalizarse realmente en los aspectos de rendimiento directo que sí son plenamente fiables o al menos tienen menos imprecisiones.

Los dispositivos actuales sí son fiables en ese sentido y tiempo, distancia, metros de desnivel, ritmos/velocidades, velocidad de ascenso, potencia, frecuencia cardíaca, cadencia,… pueden ser utilizados para posteriormente monitorizar de forma individualizada el rendimiento, la evolución del mismo, la fatiga, el estado físico,… y cualquier otro valor que nos sea útil para llevar a buen puerto una preparación, mantenernos motivados y evitar lesiones, enfermedades y sobreentrenamiento.