Esquí de fondo o esquí de travesía
¿Qué es mejor como entrenamiento?
Invierno es una época complicada para el entrenamiento al aire libre para muchos de nosotros. Si eres de los que vives en entornos en los que nieva habitualmente, sabrás a qué me refiero.
Carreteras heladas y caminos llenos de nieve o hielo limitan ciertamente el entrenamiento habitual convirtiéndolo en algunos momentos en algo peligroso. Por ello, buscar actividades alternativas es casi obligatorio.
El esquí de fondo y el esquí de travesía son dos de las actividades que más suelen utilizar corredores de asfalto y de montaña, ciclistas de todas las modalidades, triatletas y otros deportistas para los que la resistencia es una cualidad física fundamental.
Antes de profundizar más en el tema sin embargo, me gustaría puntualizar que para aquellas personas que viven alejadas de estos entornos «blancos», estas actividades no son alternativas reales para tomar en consideración como substitutos de sus actividades habituales.
Sí que pueden ser actividades puntuales de fin de semana que esporádicamente se practiquen como una vía de escape y una desconexión parcial de los entrenamientos habituales pero no con una programación regular y constante. De hacerlo así, el objetivo lúdico y recreativo puede perder el sentido debido a los largos desplazamientos en vehículo y el gasto que esto genera, convirtiéndolo en algo insostenible a medio y largo plazo.
Siguiendo el hilo después de este paréntesis acerca de los no residentes en la nieve, los que sí vivimos en este medio tan agresivo durante la temporada que va de diciembre a marzo aproximadamente, nos vemos necesitados de actividades al aire libre alternativas.
Y es que el Zwift está muy bien pero hacer rodillos durante 4 meses es una tortura que difícilmente puedas soportar más allá de 2-3 temporadas. Ni que tengas la «pain cave» más envidiada de Instagram, acabarás por odiarla y preferirás salir al aire libre pese al frío polar que te congelará pies, manos, cara y orejas.
Esquí nórdico o de fondo
Ampliamente utilizado en los países del centro y norte de Europa es una actividad aeróbica muy exigente que muchos deportistas de resistencia han utilizado durante los meses de preparación invernal.
El esquí de fondo se desarrolla en estaciones especialmente preparadas para ello, con una red de pistas señalizadas donde las máquinas pisan la nieve para poder deslizarse con eficiencia y seguridad. Normalmente disponen de una huella doble en un costado de la pista para poder practicar la modalidad clásica o bien dejarse caer con la pendiente en las bajadas rectas.
El esquí de fondo se puede practicar en dos versiones: la modalidad clásica y la modalidad libre. La primera es la más antigua de todas y es la que más se parece al movimiento natural de correr o andar ya que todos los impulsos se realizan en la misma dirección de avance.
La modalidad libre es conocida popularmente como skáting puesto que el impulso es lateral, semejante a un patinador de velocidad aunque con una ayuda suplementaria de bastones.
El material que se usa para cada disciplina es diferente. No se pueden aprovechar ni los bastones, ya que para el clásico la altura es un poco inferior que para el paso de patinador. Por tanto, si tenéis que invertir en equipamiento, alejaros de las opciones mixtas que acaban no sirviendo para nada bien o sirven para todo mal y mejor comprar una temporada el equipo de nuestra modalidad preferida y la temporada siguiente, la otra opción.
A nivel físico, los beneficios que se obtienen con el esquí de fondo, independientemente de la modalidad, son cuantiosos. Por una parte, la resistencia y la fuerza resistencia son las cualidades físicas preponderantes y se trabajan de forma intensa durante todo el tiempo en que estamos deslizándonos por la nieve. El hecho que normalmente estemos en altura no sólo hace más que potenciar las adaptaciones del sistema cardiovascular y las estructuras musculares y celulares que nos permitirán incrementar nuestra capacidad de rendimiento.
Por ello, es una actividad altamente recomendable para cualquier deportista de resistencia.
En relación a las dos modalidades, si eres corredor, lo mejor es dedicarse al clásico ya que la transferencia es mucho más alta. El movimiento es mucho más parecido a la acción de correr. A parte, el paso de patinador genera cierta hipertrofia en glúteos y vasto externo que posteriormente puede generar cierta sensación de pesadez a la hora de correr.
Los ciclistas, suelen escoger esta segunda modalidad ya que no sienten esta problemática y sinceramente, el patinador es más rápido y divertido.
Los triatletas deberían escoger ambas disciplinas puesto que el clásico trabaja mucho brazos, espalda y core, del que la natación será directamente beneficiaria. El patinador sin embargo es una buena opción para poder disputar algún triatlón de invierno y sentir el gusanillo de la competición en la época más fría del año.
Esquí de travesía, esquí de montaña o skimo
Últimamente se ha puesto muy de moda esta actividad en muchas estaciones de esquí alpino (el normal de bajada vaya). Cada fin de semana se puede ver a gran cantidad de personas subiendo por las pistas por donde bajan a toda velocidad otros esquiadores que pagan por ser subidos en telesillas y demás aparatos mecánicos.
Sin ningún afán de polemizar (yo mismo lo hago como una forma segura y efectiva de entrenamiento) esto no es esquí de travesía. Vendría a ser esquí de fondo, con material pesado, menos deslizamiento, menos velocidad, mayor pendiente y con la posibilidad de bajar con todo bloqueado y disfrutar de una bajada de esquí alpino.
El esquí de travesía de verdad se realiza alejado de estaciones de esquí y tiene por objetivo el desplazamiento por el medio nival, en autonomía y sin ningún tratamiento en la nieve para alcanzar un pico, un lago, un collado,… Por ello, la persona debe ser conocedora de los elevados riesgos que se corren en determinadas circunstancias en este medio hostil para poder escoger un itinerario seguro, abrirlo y alcanzar el objetivo planteado al inicio de la excursión.
El esquí de travesía es un deporte que está muy condicionado por el equipamiento que disponemos. La ligereza del mismo nos va a condicionar al extremo el ritmo y la intensidad que podremos imprimir a nuestras acciones. Si nuestro espíritu es competitivo y priorizamos la velocidad y el entrenamiento, deberemos optar por un equipo lo más ligero posible. Esto nos permitirá subir deslizándonos y ganar desnivel rápidamente y bajando salvaremos la papeleta según técnica y pericia.
Si lo que nos va son las bajadas y la intensidad no es lo nuestro, nos situaremos en el otro extremo, con un equipamiento más pensado en la bajada que penalizará el ritmo de ascenso.
En el caso que nos ocupa, de personas que utilizan el skimo como un medio de entrenamiento complementario para sus actividades competitivas de verano, lo mejor es optar por la primera opción: equipo ligero y a entrenar como si estuviéramos corriendo o pedaleando.
Pero, ¿nórdico o skimo?
Las diferencias entre el esquí nórdico y el skimo se basan principalmente en la intensidad del esfuerzo. En esquí nórdico es más fácil sostener pulsaciones altas durante más tiempo y por tanto, el entrenamiento acaba siendo más intenso. En skimo al arrastrar más peso, haber más rozamiento y tener que superar más desnivel, el nivel de exigencia cardiovascular es más bajo que en esquí de fondo. Salvando las distancias y en general (deportistas de élite de skimo no incluidos) el nórdico sería como correr y el skimo sería como andar.
Por esta razón, si sólo tienes presupuesto para un equipo y vives cerca de una estación de fondo, lo mejor es un equipo de nórdico (clásico o skáting). Si las estaciones de fondo te pillan lejos pero tienes una de alpino cerca, un equipo de skimo es tu opción y a poder ser, que sea lo más ligero posible, buscando las pistas menos pendientes y priorizando el trabajo físico antes que el técnico.
Si tienes presupuesto para dos equipos, lo mejor sería uno de fondo y otro de skimo. De este modo, los días que quieras entrenar intenso, coge el de fondo. Y los días que quieras entrenar volumen, coge el de skimo.
¿Cómo entrenar?
El esquí de fondo es un ejercicio que por si mismo ya es suficientemente exigente como para que sólo tratando de deslizar, la intensidad se dispare por las nubes. Por tanto, no hace falta marcarse muchas series ni cambios de ritmos si nuestro objetivo es disponer de una actividad alternativa a nuestra actividad competitiva. La propia orografía nos va a exigir un fartleck natural que dependiendo de nuestra técnica será más o menos exigente.
En skimo sin embargo podemos literalmente «pasearnos» ya que las pieles no se van para atrás y podemos andar tranquilamente sin exigirnos demasiado. Por ello, es interesante tener ciertas pautas de entrenamiento que cumplir que nos exijan un poco para de este modo aprovechar el tiempo de entrenamiento y alcanzar el objetivo planteado de entrenamiento cruzado con alta transferencia.
Hacerse con un plan de entrenamiento por ello, será una buena opción para poder coger ideas, exigirnos un poco más, divertirnos y quizás en un futuro a medio plazo llegar a competir en alguna carrera.
Entrenamiento para Skimo
Plan de entrenamiento específico para competiciones de esquí de travesía de 24 semanas de duración.