Una de las muchas cosas buenas que tiene mi trabajo es enterarme de carreras que habitualmente están fuera del circuito popular o más comercial gracias a clientes que les tengo que hacer la preparación para ellas (eh Felip?). Lo «malo» de mi trabajo en este caso es que todas ellas, como vulgarmente se dice, «me ponen» y más pronto que tarde pasan a ser objetivo personal a medio plazo.
Son carreras diferentes, que buscan algo más. Sobresalen de la media. Y no me refiero a metros de desnivel, a distancia, a entorno hostil,… no. Es simplemente que buscan ser diferentes con una fórmula diferente. A menudo marcan tendencia ya que la gente suele hacer primero las más populares y después de unas temporadas haciendo el mismo tipo de carreras buscan retos nuevos.
La Dragon’s Back Race es una de ellas. Básicamente es una carrera de montaña de 5 etapas en 5 días que se disputa cada 2 años. Para la edición del 2017, las etapas van de los 49 km del primer día con 3800 metros de desnivel positivo hasta los 68 con 3700 del tercero. Las otras están más o menos en distancias y desniveles parecidos y completan así un recorrido aproximado de 300 km con 16.000 metros de desnivel positivo.
Es una carrera difícil ya que hay que superar crestas como la espalda de un dragón (de ahí el nombre de la carrera) y además hacerlo sin seguir marcas ni un track de gps. Tener conocimientos avanzados de orientación se hace pues indispensable.
Por todo ello, si uno quiere estar en la línea de salida, a parte de pagar el pico de la inscripción (750 libras), deberá hacer los deberes con bastante tiempo de antelación y asegurarse de esta manera una participación exitosa con un sufrimiento inevitable pero controlado en parte.
Física y psicológicamente uno tiene que estar preparado para afrontar durante 5 días seguidos más de 8 horas de esfuerzo (para los más rápidos). Todo ello aderezado con un terreno húmedo y pegajoso o rocoso y resbaladizo y condiciones climáticas que pueden llegar a ser propias del invierno.
Técnicamente hay que estar preparado para seguir el recorrido marcado por la organización con la ayuda de un mapa y una brújula y si bien no es orientación muy fina, si la niebla aparece, más vale que vayamos sobrados en esta disciplina ya que corremos el riesgo de hacer km de más cuando menos nos apetecerá hacerlos.
A nivel de entrenamiento, mi recomendación sería poder hacer una temporada «normal», bien programada, corriendo carreras de montaña de hasta 80 km y haciendo algún simulacro de carrera de dos días y combinarlo con carreras de orientación del estilo «rogaining». De esta manera, tenemos muchos números de ser finishers en Gales y disfrutar de una carrera que a más de uno, cuando vaya a la web para saber más, le revolverán las tripas, síntoma inequívoco que «le pone» y que estará presente en sus pensamientos durante los próximos entrenamientos a la espera de tomar una decisión al respecto.