Sábado Sabadete…
Aprovechando el fin de semana
Tengo que reconocer que me encantan las carreras que se disputan en sábado. Sin ninguna duda. Y la lástima es que no sea lo habitual. A menos que disputes una carrera de larga distancia, en que los organizadores sí que adelantan un día el evento con el fin que todos los involucrados puedan llegar a una hora razonable a sus domicilios para retomar sus actividades cotidianas, lo normal es el domingo.
Sin embargo, a mi parecer, celebrar las competiciones en domingo tiene bastantes inconvenientes desde el punto de vista del deportista.
El primero de todos ellos es: ¿qué haces el sábado?
Aún siendo un deportista veterano, seguro que el día antes mascas esa tensión precompetitiva tan característica (y necesaria). Si estuvieras en el trabajo el viernes, ni la notarías. El sábado en cambio, con todo el día libre por delante, probablemente el nerviosismo se apoderará de ti y no vas a pasar un buen rato a menos que seas capaz de gestionarlo.
Hay que tener en cuenta además que no deberías cansarte nada, ni callejeando haciendo turismo ni en la feria del corredor. Estar de pie o andar lentamente no son para nada recomendables antes de una carrera.
Por todo ello, tu entorno va a verse condicionado por ese «contexto precompetitivo» contra el que poco se puede hacer salvo entenderlo y tener paciencia (o aprovechar para dejarte sol@ y hacer otros planes).
Otro inconveniente importante es llegar a trabajar el lunes con el cansancio en su fase más aguda. ¿Cuántas veces has llegado a la oficina con las rodillas más rígidas que un playmobil?
La fatiga extrema no sólo es corporal sino general. Menor capacidad de concentración, menos paciencia, sueño, picos de hambre,… son síntomas de fatiga. Sufrirlos en el trabajo no es una opción muy recomendable. Cuanto más tiempo tengamos entre el fin de la carrera y la incorporación a nuestro lugar de trabajo, ¡mejor!
Desde el punto de vista del organizador, podrían justificar las competiciones en domingo debido al mayor número de personas que tienen ese día como festivo semanal. Sin embargo, actualmente, hay tantas diferencias en la ocupación, que es complicado establecer un patrón. Además, en general, muchas personas tienen la suerte de poder disfrutar de días especiales de fiesta, con lo que si una carrera les interesa mucho, siempre pueden tomarse el día de fiesta y dedicarlo a un evento que les justifica esa dedicación.
Y es que competir en sábado te permite aprovechar al máximo del fin de semana. Compites el sábado y el domingo, con toda la tensión ya liberada, puedes disfrutar del día libre antes de ir a trabajar el lunes.
En el caso que sea una competición de preparación para un evento más grande, puedes disputarla en mejores condiciones, realizando un trabajo de mayor calidad y el domingo aprovechar igualmente el día de fiesta para poder hacer otro entrenamiento más basado en la cantidad.
También te permite tener un postcarrera más tranquilo, pudiendo analizar la competición, anotar todas tus reflexiones acerca de tu rendimiento, valorar los datos obtenidos,… o dedicar ese día a aspectos menos prosáicos pero igualmente necesarios como es revisar el equipamiento, reparar algo si conviene, poner lavadoras,…
Quizás puedas pensar que la opción del sábado te obliga a coger fiesta el viernes para poder llegar al evento si es que es una competición alejada de tu domicilio. Quizás sí. Pero es que si es en domingo y en esas circunstancias, te obligará igualmente a tomarte fiesta el lunes, con lo que, o bien por delante o por detrás, acabarás igualmente gastando un día festivo.
En un tiempo de incertidumbre como el que hemos vivido y estamos viviendo desafortunadamente, seguramente te habrás dado cuenta que lo realmente importante no son las carreras (a menos que seas un profesional de ello) sino es el entrenamiento. Tu «hora del patio», tu espacio, tu momento de desconexión es realmente lo que te construye y lo que te hace ser la persona que eres. Por ello, las competiciones en general, se han convertido realmente en lo que siempre tenían que ser: el día de la fiesta.
Que un evento te condicione la vida de forma puntual está bien porque para ello entrenamos. Pero que cada fin de semana te esté condicionando, no está bien. Por ello, como siempre digo, hay que seleccionar muy bien las carreras, determinar claramente nuestros objetivos, sacrificar lo mínimo por ellas para disfrutar el máximo de todos y cada uno de los días que nos quedan en este mundo. ¿O prefieres quedarte tirado en el sofá el sábado esperando la carrera del domingo?