Entrenamiento

¿Sabes cuánto consume tu cuerpo en una carrera? ¿Sabes cuánto necesitas para ir reponiendo tus depósitos? ¿Quieres saber a cuánto equivale en barritas o geles? Nuestro cuerpo es un organismo vivo que requiere energía para mantenerse vivo y poder realizar las tareas que el cerebro le ordena, la actividad física entre ellas. Por tanto, necesita un suministro constante energético que puede provenir de lo que ingerimos y de nuestras reservas.

Imagina una hoguera. Visualiza el efecto que tiene la leña con que alimentas sus llamas. Y ahora imagina esa hoguera como tu cuerpo. El fuego va consumiendo la leña que le has puesto al principio y ahora sólo queda el tronco más grande que ya ha prendido y quema constantemente con una llama pequeña y apagada. Hasta el momento habías ido avivando un poco las llamas añadiendo troncos más o menos gruesos que quemaban más rápido que el tronco principal. Ahora sin embargo, ya te has quedado sin nada y cuando el frío supera la pereza te levantas para ir al leñero y cargar más combustible para el resto de la noche.

¿Sabes dónde se sitúa el límite de una carrera de resistencia? Si tienes curiosidad para saberlo con exactitud, aquí te lo explico. La resistencia es aquella cualidad física y psicológica que nos permite mantener una determinada intensidad de esfuerzo durante el mayor tiempo posible.

Powerbar con la recuperación. En este artículo hablaremos de las rutinas que debemos adquirir post-entrenamiento y post-competición y aprovechar al máximo la tan famosa «ventana metabólica»

Exprimir un limón o los efectos del ciclismo en tu cuerpo. Nunca una frase fue tan cierta encima de la bicicleta. Y es que el ciclismo siempre explico que es como exprimir un limón. Uno empieza a apretar la mitad del limón con las manos para sacar las primeras gotas de jugo, después le clava el tenedor para facilitar la acción mecánica de la mano y finalmente, uno se acaba ensañando con el pobre cítrico hasta sacarle jugo, pulpa y hasta las semillas. Pues eso: ciclismo en estado puro.

¿Os suena de algo aquella sensación que aparece en la semana previa a algún evento deportivo y que os produce cierto temor porque creéis que habéis entrenado poco y mal? ¿Y aquella en la que después de otro evento tenéis una gran desilusión porque os creíais que estabais mejor de forma y habéis hecho un tiempo pésimo y os ha adelantado hasta el más malo de la cuadrilla de entreno?

Demasiado a menudo competimos fin de semana si y fin de semana también. Una vez por asfalto la carrera del pueblo y otra vez por montaña una ultratrail de más de 100 km. Sin posibilidades de recuperación vamos enlazando una competición con otra sin estar en la línea de meta en un estado de forma óptimo según el grado de importancia que le damos a la carrera.

Volumen e intensidad y… un concepto poco conocido: la densidad. La densidad en los entrenamientos es la cantidad de entrenamientos que programamos por unidad de tiempo. Esto quiere decir que cuanto menos tiempo haya entre sesiones de entrenamiento mayor densidad habrá y a la inversa, cuanto más tiempo haya disponible para la recuperación de un entrenamiento al siguiente, menor densidad.

En el anterior capítulo trataba de explicar la importancia de no basar nuestro entrenamiento en tan sólo el trabajo de volumen. En el presente, lo dedico a la intensidad. La intensidad se entrena mediante la realización de cambios de ritmo o intervalos de alta intensidad intercalados con espacios de recuperación.

¿Cuantas veces has oído esta sentencia? Y es que en entrenamiento no sólo son horas, distancia o desnivel y ni mucho menos tampoco sólo intensidad. Hay un tercer factor poco conocido: la densidad. Aunar las 3 variables te va a permitir conciliar mejor tu vida familiar y laboral, tener menos riesgo de lesiones y maximizar tu rendimiento.

Después de unos cuantos años como se dice vulgarmente «con un zapato y una alpargata» con el tema de la web, por fin he tenido tiempo para dedicarme a ella y crear un espacio más dinámico e interactivo en internet al cual os doy la bienvenida.