Nuevas circunstancias, nuevas visiones, nuevas misiones y nuevos proyectos

Que el ritmo no pare

10 de marzo de 2021
‘El optimismo, pese a esta tercera oleada, es el estado de ánimo que ahora mismo cunde en mi espíritu y nuevos proyectos vienen a mi cabeza para poder continuar trabajando en que la gente logre cumplir sus sueños deportivos. Estate atento que muy pronto saldrán a la luz‘.

El año 2020 ha tocado a su fin y quedará grabado en el recuerdo de todas las generaciones que hemos vivido un encierro estricto en nuestras casas; restricciones severas en todas nuestras actividades cotidianas; alteraciones de gran impacto en nuestra rutina habitual; pérdidas económicas de gran alcance; despedidas prematuras y traumáticas de familiares que aún contábamos disfrutar de ellos durante unos cuantos años; aislamiento social que nos ha hecho todavía más desconfiados del diferente; y un sinfín de pérdidas en todos los ámbitos que traerán consecuencias (no sólo negativas, por cierto) durante los próximos años y décadas.

Con esto no quiero decir que con la llegada del 2021 todo esto acabe y el día 1 de enero, después de comernos las uvas ya podamos recuperar nuestras vidas. Mentalmente sin embargo, muchos de nosotros ya hemos hecho el cambio de paradigma y las restricciones ya no se viven de forma tan grave como en la primera oleada ni con una sensación de pérdida de libertades, puesto que nos hemos acostumbrado a ello. Sí que es cierto que el desánimo es más amplio y más profundo y la incertidumbre de no ver un final, no ayuda, pero la crisis está teniendo una duración suficiente para que haya que empezar a esforzarse en pensar en lo que hacíamos normalmente antes que todo esto empezara.

Desde el inicio, viviendo esta situación tan excepcional, muchos coincidimos en que la sociedad en general cambiaría ciertos aspectos en su forma de vida. No soy sociólogo para determinar el alcance y la amplitud de esos cambios pero sin duda va a condicionar el futuro en todos los ámbitos.

El terreno deportivo no va a quedar ajeno a ello y dada la amplitud del mismo, las afectaciones serán amplias y profundas en todos y cada uno de los ámbitos.
Sin duda alguna, el deporte para la salud se valorizará enormemente (si no la ha hecho ya). Todavía no se ha podido establecer una correlación entre nivel de actividad física y afectación por la covid19 pero en el imaginario colectivo, de forma intuitiva, todos nosotros creemos que un organismo físicamente activo y entrenado, tiene más posibilidades de enfrentarse a esta enfermedad aún desconocida. No es necesario que se establezca una correlación estadísticamente significativa para que esta creencia promueva un estado de opinión positivo hacia la actividad física diaria. En este sentido y desde mi punto de vista, ¡oh, bienvenido covid! Muchas enfermedades que generan también muchas muertes al año, verán reducidas su incidencia gracias a ese incremento de actividad.

El deporte educativo también se ha valorizado y ya no tanto, desde mi punto de vista, por los aspectos físicos, sino por la socialización de los niños y niñas que participan en las actividades extraescolares y el deporte federado de base. Este baño de realidad ha supuesto para los padres y el entorno que gira alrededor de estas actividades de formación, una toma de conciencia del importante papel que tiene en el desarrollo armónico de niños y niñas, el papel integrador y la educación de los futuros adultos. Por tanto, tengo que dar de nuevo la bienvenida a esta situación compleja, que nos ha parado, nos ha puesto frente a un espejo y nos ha hecho darnos cuenta de aquel principio que Victor Kuppers propugna (gracias por tus charlas y enseñanzas) en que dice que lo más importante en esta vida es saber qué es lo más importante.

El deporte de competición profesional es sin duda el que ahora mismo está navegando sin saber dónde reubicarse. El modelo continúa porque tenemos el hábito, las estructuras están pensadas para mantener ese funcionamiento y se tiene la esperanza de poder recuperar la normalidad a medio plazo. Pero sin duda que actualmente esto es totalmente insostenible. Si se prolongara esta situación habría ajustes muy dolorosos y veremos cómo acabarían clubes y equipos de deportes profesionales dentro de unos meses. Y me gustaría añadir que quizás ya no tanto por una falta de presupuesto sino porque es muy difícil justificar ante nuestra conciencia lo que percibe un futbolista por dar patadas a un balón o un ciclista por subir un puerto, cuando realmente, los que nos harían mejorar como sociedad y enfrentarnos a los retos globales que tenemos por delante, no cobran ni un 10 % de sus sueldos.

El deporte de competición amateur sin embargo, continuará con su andadura y evolución vista durante los años anteriores. Al final es una extensión del deporte para la salud que progresa hacia retos personales (a costa del componente salud, me atrevería a afirmar). Por ello, las competiciones volverán y las disfrutaremos como antes. Nos prepararemos con tesón y esfuerzo y obtendremos nuevamente la recompensa del reto alcanzado. Disfrutaremos como siempre de la compañía de nuestros colegas de grupeta y amigos del club para ir juntos a la piscina, pedalear el fin de semana mientras arreglamos el mundo, cachondearnos del que le pilla el hombre del mazo e ir juntos a las carreras. Y es que cuando la gente descubre el placer por la actividad física, difícilmente se deja. No hay más que ver cómo la pandemia disparó la venta de productos relacionados con la actividad física en la pasada primavera. Por ello, el optimismo, pese a esta tercera oleada, es el estado de ánimo que ahora mismo cunde en mi espíritu y nuevos proyectos vienen a mi cabeza para poder continuar trabajando en que la gente logre cumplir sus sueños deportivos. Estate atento que muy pronto saldrán a la luz.

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