¿Un verano?… ¡Una temporada! Sin carreras
No tires el capital y continúa entrenando
El pasado 11 de mayo, en medio del confinamiento más riguroso, escribí un artículo que se titulaba: Un verano sin carreras. Poco me podía imaginar por aquel entonces que la nueva oleada de contagios llegaría antes de lo previsto y que en pleno verano sufriríamos de nuevo las consecuencias de la pandemia más grave de la historia de la humanidad.
Reconozco mi preocupación y el desgaste mental que me supone el hecho de tener que lidiar con algo que está tan por encima de mis competencias y capacidades. Científicos de todo el mundo luchando para obtener una vacuna y unos tratamientos efectivos contra la enfermedad una vez adquirida, no son suficientes para calmar esa intranquilidad mía y aseguraría que la de muchos.
Dudas más que razonables acerca del espíritu colaboracionista de las superpotencias mundiales y las empresas farmacéuticas no me generan mucha confianza que digamos. De hecho lo calificaría más bien como un absoluto escepticismo. Sólo la profesionalidad de los científicos para hallar la solución de forma coordinada me permite vislumbrar cierto rayo de esperanza, aunque los egos puedan llegar a ser muy nocivos en un momento como el actual.
Sin embargo, como en todo en esta vida, prefiero focalizarme en aquello que depende de mi, ya que de lo anterior, poco voy a poder hacer. Por tanto, pensando en lo que puedo controlar, es en cómo afrontar lo que queda del 2020 y proyectar un pensamiento positivo de cara al 2021.
En el articulo mencionado, mi visión era bastante optimista y daba una salida a las aspiraciones deportivas de cada uno con retos diferentes y actividades sin dorsal. Mi opinión no ha cambiado para nada al respecto. De hecho, personalmente estoy entrenando más que nunca, ya que no me da miedo hacer cosas más largas de lo normal porque después no pasa nada si estoy más cansado de la cuenta. Total, descanso un par de días (que no ha pasado) y luego retomo con lo que más me apetece.
Sin embargo, esta manera de funcionar, tenía que ser algo provisional, pasajero, eventual hasta que todo volviera a cierta normalidad. Y es obvio que esto no está pasando, que va para largo y que la incertidumbre empieza a hacer mella incluso en los más motivados.
Entrenar es una actividad exigente que ocupa una parte muy importante de la vida de todos nosotros. Los eventos para los que nos preparamos, son un elemento motivacional de primer orden. De hecho, algunos, sin ese elemento, no entrenan (y me consta). Por eso, los sucesivos cambios de fecha y las anulaciones masivas de eventos, son altamente frustrantes. Y ya no tanto como al principio de toda esta locura, por el hecho de no poder participar en una competición, sino que ahora ya está en un nivel superior, por la constatación que nuestro marco de vida, ha cambiado y vete tú a saber si es para siempre.
Los más inconformistas (entre los que me incluyo) hemos buscado competiciones y formalizado inscripciones y llegando a la fecha, todo se va al traste nuevamente o las condiciones de participación son tan raras que a uno no le apetece ir a un evento de ese modo. Llegados a este punto, lo mejor es pararse a pensar y retomar nuevamente las riendas del propio destino, revisitando las razones por las cuales a uno le gusta machacarse día sí y día también, en un esfuerzo que externamente pueda parecer fútil pero que interiormente, es lo que nos llena a todos los que estamos enganchados a la actividad física.
En un artículo que publiqué hace muy poco hablaba de la importancia de focalizarse en uno mismo y no compararse con los demás. Dejadme que esto lo haga extensivo a las situaciones. Es decir, focalízate en la situación actual desde el pasado mes de marzo y olvídate de lo que había antes de la aparición de la covid19. Es obvio que estamos peor que en estas mismas fechas del año pasado, pero también es MÁS QUE OBVIO que estamos mejor ahora que cuando la policía nos podía multar si salíamos en bicicleta o a correr.
Es a partir de esta nueva situación que debemos evaluarnos y tomar las decisiones más adecuadas que nos aporten estabilidad y tranquilidad emocional. A nivel deportivo, supone dejar de lado las competiciones, entrenar con la grupeta, tener que ir con la mascarilla en los entornos urbanos,… pero «jamás de los jamases» (disculpad por la licencia) supone dejar de entrenar. ¿De verdad os sentiréis mejor sin hacer nada? ¡Si es justamente cuando es más necesario poder aprovechar los beneficios balsámicos que nos ofrece la actividad física!
Por ello, ni que sea sin ningún objetivo de mejora, tu prioridad debería ser mantener una actividad física diaria regular y constante, pese a todo. Y aquí puedes ir a tu aire si tienes voluntad o bien seguir un plan de entrenamiento que te motive. No te diré que sea de un nivel de exigencia inferior al que podrías seguir porque entonces ya no te va a motivar de entrada pero sí que podría ser un plan de entrenamiento de tu nivel seguido con más licencias o con más entrenamientos de otras disciplinas para añadirle variabilidad. De este modo, será mucho más fácil llevarlo a cabo y disfrutarás más siguiéndolo.
Lo bueno de seguir el plan, ni que sea sin competiciones, es que tu proceso de mejora se mantendrá (como mínimo) y no perderás condición física. Hay que pensar que la resistencia es una cualidad física que se desarrolla de año en año y que se necesitan entre 5 y 10 años de entrenamiento regular para alcanzar el máximo rendimiento para luego sostenerlo otro tanto. ¡Pero hay que entrenar! Sino la pérdida es lenta pero inexorable.
Viendo el panorama te aconsejaría descargarte un plan de entrenamiento, seguirlo con ciertas licencias como te decía anteriormente, y posteriormente, culminarlo con una competición privada sin la presión de ningún resultado concreto, sólo por el hecho de disfrutarlo. Ciertamente, vestirlo un poco es interesante y motivante y además, implica a familia y vecinos. Con vestirlo no me refiero a poner un arco de salida y de meta, megafonía a tope y a @depa de speaker. Vestirlo puede ser algo tan tonto como que tus hijos tengan preparado el avituallamiento en algún punto, corras algún tramo con tu pareja, prepares una cena especial cuando lo finalices,… ¡imaginación al poder!
Quizás pueda parecer tonto pero, ¿has pensado en la influencia positiva que puede ejercer en tu entorno? Recuerdo una vez en una línea de meta después de correr una ultra que me dijeron: «Debes estar muerto pero tu cara transmite felicidad. Ojalá pudiera yo hacer lo que haces tú y experimentar esa sensación». ¡Pues eso! A entrenar, ¡que el mundo no se acaba!