Coronavirus, confinamiento y entrenamiento

Superar una situación de emergencia sin precedentes

17 de marzo de 2020

Vaya por delante que, el no poder entrenar y que nos hayan cancelado el calendario de competiciones, es un problema menor al lado de problemas mucho más serios que pueden acontecer a partir de ahora. Al fin y al cabo, el coronavirus, no es más letal que una gripe común y muchos tienden a pensar en él como si de un accidente de tráfico se tratara: «a mí no me va a pasar».

Por otra parte, una vez superada la crisis, todo volverá a cierta normalidad con ajustes después del sopapo, bien merecido, que hemos recibido en todo el ego como sociedad occidental que se cree invulnerable e impermeable al sufrimiento de otras sociedades.

Leía el otro día una reflexión acerca de qué haríamos nosotros si en lugar de un virus, nos estuvieran matando con bombas. Lanzarnos al mar a la desesperada y asaltar lo que hiciera falta, seguro y como mínimo.

Finalmente, para concluir esta introducción, tampoco no soy de los que critico a los que envían mensajes de guasa con todo lo que está pasando y llevo un rictus grave permanentemente en la cara. El humor es una herramienta poderosa para sobrellevar situaciones críticas y una estrategia psicológica muy válida para ello.

Los primeros días

Llevamos sólo unos pocos días de confinamiento y la mayoría de nosotros estaba en la fase entrenamiento de construcción, aquella en la que estamos asentando los cimientos para las próximas competiciones de inicio de primavera y verano.

Estábamos inmersos en el fragor del entrenamiento diario, compaginándolo con el resto de actividades cotidianas, programados para ir cumpliendo entrenamiento tras entrenamiento sin plantearnos demasiadas cosas y de golpe y en menos de lo que uno esperaba, llega el Coronavirus. Las primeras carreras canceladas y objetivos esfumados. Y por si fuera poco y sin ni siquiera tiempo para asimilarlo, aviso del confinamiento. Arresto domiciliario. Sin estar enfermo ni un mal tiempo terrible como el pasado temporal Gloria (que a uno le apetecería quedarse en casa).

Debido a la inercia de entrenamiento que llevábamos, el primer pensamiento es buscar alternativas para evitar perder la forma.
En general, todos tenemos algo en casa para poder ejercitarnos. Desde un modesto TRX o una Fitball, hasta un rodillo de ciclismo de última generación para competir virtualmente, una cinta de correr o una máquina de remo.

Sin embargo, tras varios días, esta inercia se pierde por la incertidumbre generalizada y es cuando nos viene el segundo pensamiento: voy a continuar entrenando porque el cuerpo y sobretodo la cabeza me lo pide.

Llegados a este punto, conviene reflexionar acerca de las motivaciones, ya que puede ser que esto se alargue más y caigamos en una estado de desmotivación y abandono para nada deseable. Y no tanto, por salir de ésta en mejor o peor estado físico, sino por una cuestión de bienestar mental y evitar caer en un pozo que, levantadas las restricciones, nos hayan hecho perder la ilusión por cuidarnos y mantenernos en forma. Entender por tanto, porqué nos pasa esto y ponerle remedio estando preparados, es prioritario antes que el miedo a perder la forma, que es una cuestión simplemente circunstancial y no tanto estructural.

Coronavirus y entrenamiento.  Motivaciones de Maslow

Coronavirus y entrenamiento. Motivaciones de Maslow

La pirámide de las motivaciones de Maslow

Habitualmente recibo consultas de gente que, teniendo una competición y un plan de entrenamiento programado, les cuesta muchísimo entrenar a diferencia de otras temporadas anteriores.

No entienden porqué les está sucediendo puesto que, tienen la misma ilusión que siempre e incluso están inscritos en competiciones de gran exigencia, a medio/largo plazo, que normalmente les estimularían lo suficiente para estar plenamente activados.

Sin embargo, revisando sus circunstancias personales, es posible detectar que hay necesidades por cubrir que están por debajo del nivel de las necesidades propias del deporte, el entrenamiento y las competiciones. Éstas (en las sociedades occidentales), se sitúan como mínimo en el nivel 3 y de ahí hacía arriba. Por tanto, si esta persona tiene necesidades por cubrir del nivel 1 y del nivel 2, difícilmente estará motivada.

En la situación actual, nuestro nivel de prioridades en la escala de motivaciones ha caído o caerá próximamente al nivel 2. Ahora mismo, nuestra seguridad y protección está pasando por unos momentos de incertidumbre. Si además, nos hemos puesto enfermos, el nivel está en la base. Sólo queremos curarnos y después ya veremos.

Es por ello que, una vez desactivada la motivación por causa de la cancelación de competiciones, deberíamos recomponernos para reprogramar dónde situar la actividad física y estar motivados con ella nuevamente pero desde una perspectiva diferente, en el nivel 1, como parte importante en nuestro bienestar físico, mental y emocional.

Entrenar sin aplausos ni medallas

En estos primeros días de confinamiento, estamos frente a un auténtico aluvión de videos subidos en las redes sociales con gente entrenando. A medida que vayan pasando los días, disminuirán en frecuencia y número puesto que el interés en ver a alguien haciendo abdominales o pedaleando en una bicicleta estática es bastante limitado desde mi punto de vista. Es en este punto en que los que se ejerciten por una motivación interna serán capaces de persistir en sus entrenamientos y los que necesiten de la motivación externa tendrán ciertamente dificultades para mantener el nivel de exigencia.

Entrenar de este modo es revisitar los motivos por los cuales hacemos deporte y seguro que a muchos de nosotros nos hará reflexionar sobre ello. Siendo optimista (muy optimista seguramente), espero que haya un replanteamiento generalizado sobre porqué y cómo practicamos la actividad física.

Hecha esta apreciación, y con el objetivo de aplacar una desidia que nos puede atrapar en sus brazos cual sirena con su marinero, es importante marcarse unos objetivos diarios con unos horarios concretos. Sin ninguna duda que nos facilitará el día a día a nivel personal y contribuirá favorablemente a la buena organización familiar en caso que el confinamiento sea compartido.

El planteamiento generalizado de estos entrenamientos tiene que ser simplemente de mantenimiento. No hace falta mejorar. Estar igual al final que al principio es una victoria. Y no hay que preocuparse por estar entrenando menos horas, que el umbral anaeróbico nos baje, que perdamos la adaptación muscular a las bajadas en trail,… si al fin y al cabo, no hay carreras y los que competirán contra nosotros, ¡están igual!

Por ello, mi consejo es entrenar por el gusto de hacerlo, de sentir el cuerpo en movimiento, notar como la respiración y la frecuencia cardíaca se aceleran, como rompemos a sudar y como nos sentimos cansados de una manera diferente a la que estamos acostumbrados.

Al fin y al cabo, a la mayoría de nosotros no nos da tiempo habitualmente de hacer este tipo de trabajos y siempre priorizamos más tiempo nadando, corriendo, pedaleando, esquiando,… Por ello, quizás trabajar más el aspecto muscular con ejercicios más analíticos de fuerza y flexibilidad, nos permitirá estar mejor en la (espero) próxima casilla de salida en menos de 15 días.

A continuación adjunto unas rutinas que espero te sean útiles. Es mi humilde aportación en este momento excepcional que nos ha tocado vivir de compras irracionales de rollos de papel de WC, alquiler de perros para ser sacados a pasear y subastas de mochilas de GLOBO para el «reparto» a domicilio en bicicleta.

Rutina aeróbica en 10 metros cuadrados

Rutina aeróbica en 10 metros cuadrados

Rutina sin material en 10 metros cuadrados

Rutina sin material en 10 metros cuadrados

Rutina con TRX en 10 metros cuadrados

Rutina con TRX en 10 metros cuadrados

2 comentarios en “Coronavirus, confinamiento y entrenamiento

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