Pensando en la temporada siguiente

No planificar es planificar para fallar

30 de diciembre de 2019

La resistencia es una cualidad física que su mejora se basa en las adaptaciones fisiológicas de carácter crónico, como respuesta a la repetición de las adaptaciones agudas, que se provocan en todos y cada uno de los entrenamientos.

Por esta razón, los entrenamientos no pueden salir de la nada sino que deben estar alineados con lo que se pretende mejorar en cada momento del período de entrenamiento, evitando incompatibilidades y buscando sacar el máximo potencial de cada deportista en relación a cierta disciplina deportiva.

Dependiendo de la actividad competitiva, el momento del año para realizar este trabajo intelectual será diferente, aunque independientemente de ello, habrá que hacerlo sí o sí cuando en el corto plazo aparezca el inicio de la temporada. De lo contrario, ni tendremos una guía ni sabremos el camino para alcanzar los objetivos.

En mi tarea como entrenador, cuando un nuevo cliente me visita a la consulta, siempre empiezo con las mismas cuestiones clave para conocer mejor el perfil, saber sus expectativas, conocer sus objetivos, valorar los puntos fuertes y débiles y tener presentes los factores limitantes.
A partir de toda esta información es cuando uno puede empezar a planificar, situando y agrupando los contenidos complementarios a trabajar según los requerimientos de la actividad competitiva.

Si para la temporada que viene no te has planteado pedir ayuda de un entrenador, a continuación te ofrezco una guía para que tú mismo te hagas las preguntas claves y seas capaz de organizarte mejor el próximo año competitivo.

  1. ¿Qué experiencia deportiva y motriz tengo a lo largo de toda la vida y qué nivel de maestría he alcanzado en las diferentes disciplinas a las que me he dedicado?
  2. ¿Qué morfología caracteriza mi cuerpo? ¿Está cercana al morfotipo de los deportistas élite de la disciplina que quiero preparar o está diametralmente opuesta?
  3. ¿Cuántos años llevo entrenando en la disciplina que quiero preparar?
  4. ¿Qué objetivos he logrado anteriormente y cómo los he conseguido?
  5. ¿Qué no ha funcionado bien en pasadas temporadas o a medida que pasaba el año, caía en la dejadez o descuidaba pese a ser consciente de su importancia? ¿Cómo podría evitar que esto volviera a suceder?
  6. ¿Fui capaz de mantener el equilibrio entre todas mis obligaciones personales? ¿Cómo encajo de nuevo los entrenamientos de la temporada que está próxima a iniciarse?
  7. ¿Qué objetivos competitivos marcaran mi agenda anual? ¿Qué prioridad les doy a cada uno de ellos? ¿Seré capaz de cumplir con los requerimientos de dedicación y tiempo que exigen en relación a las expectativas de resultado que tengo?
  8. ¿Qué puntos fuertes tengo para la actividad competitiva a la que me dedico? ¿Y qué puntos débiles? ¿Cómo y cuándo puedo corregir estos puntos débiles?

Algunos deportistas no se han planteado en la vida todas estas preguntas. Simplemente van como pollo sin cabeza y cuando uno dedica tanto esfuerzo económico, personal, familiar,… merece la pena sentarse a reflexionar acerca de ello y poder así empezar a trazar el plan más pragmático sobre unos cimientos sólidos.