Fisiología básica del ejercicio de resistencia (III)
El sistema cardiovascular
El sistema cardiovascular es el sistema por excelencia que nadie sin dudar, relaciona con las actividades de resistencia. Siendo importante no tiene más galones que los otros sistemas, puesto que sin la interacción de todos ellos no podría hacer nada por si sólo.
Este sistema es el que garantiza el aporte del oxígeno al organismo para que se produzcan todas las reacciones químicas necesarias para degradar los sustratos energéticos, convertirlos en energía mecánica y posteriormente, eliminar los residuos resultantes.
El indicador por excelencia de la capacidad del sistema cardiovascular es el consumo máximo de oxígeno o las archiconocidas siglas VO2 máx. Este valor no es otra cosa que la capacidad que tiene nuestro cuerpo para captar el oxígeno del ambiente y utilizarlo en las reacciones celulares para transformarlo en movimiento. Cuanto mayor es esta capacidad mayor es la capacidad de rendimiento del individuo.
El valor de consumo de oxígeno varía entre los 20 ml/min/Kg hasta los 90 de los deportistas de élite profesionales. Los deportistas con un valor más elevado respecto a su peso corporal son los esquiadores de fondo y de travesía. Los deportistas con un valor absoluto más elevado son los remadores. Es importante entender la diferencia entre el concepto relativo y absoluto.
El consumo de oxígeno es un valor de rendimiento que viene altamente determinado por la genética. Con el entrenamiento se puede mejorar bastante aunque aún no está muy claro en qué porcentaje. Ciertos autores hablan de un desmoralizante 10-15% mientras que otros se atreven a asegurar que un 50%.
Cabe preguntarse el porqué hay individuos con un valor superior de VO2 máx. Las razones tienen que ver con el sistema cardiovascular y muscular. Estas son:
Saturación y capacidad de la sangre
Saturación y capacidad determinan la cantidad de oxígeno que puede ser transportado desde los pulmones hasta los músculos. Es decir, la cantidad de glóbulos rojos que tenemos en la sangre y el porcentaje de ellos que cargan con oxígeno para llevarlo a los músculos. Cuantos más glóbulos rojos, mayor capacidad y cuanto más % de ellos cargados, mayor saturación.
La capacidad, está limitada por la cantidad de transportadores (glóbulos rojos) que haya en un determinado volumen de sangre. Se puede dar el caso que haya mucha saturación pero poco transporte de oxígeno y a la inversa. Ambos casos son preocupantes, puesto que el primero indica unos niveles bajos de glóbulos rojos y en el segundo caso, una insuficiencia respiratoria.
La saturación de la sangre por su parte puede estar condicionada por una enfermedad que genere una insuficiencia respiratoria y la altitud en que nos encontremos entre otras causas. La actividad física de máxima intensidad también puede provocar una reducción de los niveles de saturación. ¿La causa? Los glóbulos rojos pasan tan rápido por los capilares de los pulmones donde tienen que cargar el oxígeno que no les da tiempo para hacerlo y se van de vacío con la consecuente pérdida de aporte ventilatorio.
Flujo máximo cardíaco
El segundo factor es la cantidad de sangre que el corazón envía hacia los órganos por minuto. Para su cálculo se multiplica el volumen de sangre que envía en un latido por las pulsaciones por minuto que alcanza un deportista. Contra más flujo, mayor posibilidad de oxigenación y por tanto mayor posibilidad de tener un VO2 máx alto.
Uno podría pensar que un corazón más grande y un número mayor de latidos aseguran un mayor flujo y esto no es necesariamente así. El corazón necesita un tiempo para llenarse de sangre antes de expulsarla. Si el corazón late demasiado rápido no le da tiempo a llenarse y por tanto, el flujo decae pese a haber incrementado la frecuencia de los latidos. Nuestro organismo es tan increíblemente eficaz que él mismo regula los latidos por minutos óptimos para poder enviar el máximo flujo cardíaco.
Aprovechamiento muscular
Finalmente, y en tercer lugar, una vez la sangre oxigenada llega a la célula muscular, que es la que debe «estirar» la molécula de oxígeno de los glóbulos rojos para aprovecharla en sus reacciones metabólicas de extracción de energía. Un incremento en la capilarización del músculo y de la capacidad de las mitocondrias dentro de la fibra muscular, gracias al entrenamiento, permite que esto sea posible y no se produzca la situación inversa que en los pulmones con la desaturación de la sangre por la alta velocidad de circulación. Es decir, que los glóbulos rojos vuelvan de nuevo a los pulmones cargados con O2 porque no les ha dado tiempo de descargarlo dónde debían.
En las pruebas de esfuerzo con análisis de gases directos se puede determinar con exactitud el VO2 máx de los deportistas y por tanto, clasificarlos por orden de mayor a menor.
Sin embargo, esta clasificación no tiene porqué ser pareja a la de cualquier competición con dorsal. Obviando los condicionantes técnicos que hacen a un deportista más o menos eficiente a la hora de utilizar sus recursos físicos, no sólo el VO2 máx condiciona la clasificación final del deportista. Por ello, se puede afirmar con rotundidad que a igualdad de nivel técnico e inferioridad física con un VO2 máx inferior se puede vencer a otro competidor.
El VO2 máx no deja de ser un nivel de rendimiento puntual que se puede sostener durante un período de tiempo limitado (sobre los 10-15 minutos). En competición, y cuanto más larga más importante es, lo que condiciona el rendimiento final ya no es tanto esta velocidad sino la media de velocidad que se puede sostener durante toda la carrera. Es obvio que con valores de VO2 máx más altos tendremos un techo más alto para obtener una media superior pero no sólo de eso se trata.
En la pruebas de esfuerzo, a parte del VO2 máx que nos clasifica (y nos desmoraliza en muchos casos) nos dan los valores de intensidad correspondientes a los umbrales aeróbico y anaeróbico. El nivel de intensidad del umbral anaeróbico es en realidad lo que nos permitirá sostener la velocidad media de la carrera. Cuanto más bien entrenado está un deportista, mayor proporción de VO2 podrá aprovechar para sostener su velocidad.
De esta conclusión se desprende la gran importancia que tiene estar dotado de una buena genética pero nunca debemos menospreciar el trabajo diario en los entrenamientos, puesto que nos ofrecerán la posibilidad de exprimir nuestro motor.
Por otra parte, cuanto más largas sean las carreras menor influencia tiene este valor y mayor influencia tienen aspectos de eficiencia y gestión de la competición. Si uno entrena para conseguir su máximo potencial y juega correctamente sus cartas puede disfrutar de las carreras igualmente y llegar a meta con mayor satisfacción si cabe que aquel que ha sido tocado por los dioses y va sobrado de caballos.