La «Volta als Ports d’Andorra»

El formato del futuro de las marchas cicloturistas

26 de julio de 2021

Muy a menudo, el formato de las marchas cicloturistas ha sido objeto de debate y a consecuencia de ello, se han explotado diversas fórmulas de celebración.

Desde un evento con la carretera cerrada al estilo de una prueba de ciclistas profesionales, con las afectaciones al tránsito que ello conlleva; hasta pruebas neutralizadas con velocidades medias máximas; o pruebas en carretera abierta, con los peligros que supone, han sido las opciones más comúnmente utilizadas.

Con las restricciones de eventos poco masificados producto de la pandemia, se ha visto la necesidad de buscar alternativas para poder reducir el número de integrantes de los pelotones y hacer un entorno deportivo más seguro. Por ello, salidas escalonadas o tramos cronometrados con tramos de enlace, son también opciones adoptadas por organizadores que han hecho más o menos fortuna para el futuro.

Según mi parecer, las marchas cicloturistas, necesitan un replanteamiento generalizado en que organizadores, autoridades y representantes de ciclistas, se pongan de acuerdo en la mejor fórmula que permita realizar una actividad que muchas veces dista de ser «cicloturismo» y que acaba siendo una carrera de aficionados encubierta con los riesgos que ello supone.

Un ejemplo a seguir

El Principado de Andorra es un lugar privilegiado para poder disfrutar del ciclismo de carretera y los puertos de alta montaña. Uno podría sentirse un profesional disfrutando del decorado del Tour de Francia (con bicicleta eléctrica, eso sí).

Desde hace ya muchos años que se disputan innumerables marchas cicloturistas para el disfrute de oriundos y no residentes que se desplazan aquí para emular a los ídolos de las dos ruedas. La contrapartida es un núcleo urbano con bastante tránsito más propio de una gran ciudad que no de un entorno rural. Por ello, realizar una marcha cicloturista es altamente complicado.

Sin embargo, en un esfuerzo por convertir las debilidades en fortalezas, tanto la empresa organizadora VSL Sports como el ACA, de la mano de Gerard Riart y su ejército de entusiastas y voluntariosos colaboradores, han organizado ya la segunda edición de la “Volta als Ports” en un formato que para mi, es la mejor solución.

La cosa es muy simple y el resultado es ampliamente satisfactorio. Se trata de una sucesión de contrarrelojes que se disputan sólo en las subidas a los puertos. Las bajadas y los tramos llanos en las zonas con más transito, el tiempo está neutralizado, la carretera está abierta y hay que respetar las normas de circulación como si de un día normal se tratara.

Por ello, los que se quieren apretar y sentir que están compitiendo, tienen su momento. Los tramos cronometrados dan para mucho y el resto del día es posible disfrutar del paisaje, de los avituallamientos y de nuevas amistades.
Para los que no quieran forzar y van a acabar, no les cambiará nada. Simplemente deberán asegurarse de estar dentro del tiempo máximo determinado por la organización (ampliamente calculado) y disfrutar sin el estrés habitual de las marchas que se han venido disputando hasta ahora.

La seguridad, la principal ventaja

Con los accidentes siempre pasa que uno nunca piensa que le puede tocar a él. En el caso de exponer el formato de prueba he empezado escribiendo acerca de lo que piensa primero todo el potencial participante de una prueba cicloturista, es decir, cubrir las ambiciones deportivas. Pero esto debería ser secundario al principal beneficio, que es la seguridad del participante.

Siempre habrán descerebrados que pensarán que son profesionales por descubrir y que se lanzarán cuesta abajo a toda velocidad pese a que el tiempo esté neutralizado. Quiero pensar que son sólo una minoría y por ello, los riesgos de colisión con vehículos y entre los propios ciclistas, es inferior. Por tanto, este formato no sólo ayuda a reducir caídas y lesiones graves sino que incluso puede hacer que tiendan a cero. Y como muestra un botón, en la pasada edición: 750 participantes, ni un sólo accidentado. Sólo por esto ya merece la pena. Suficientemente peligroso es el ciclismo como para ir comprando boletos por culpa de arriesgar un pelín más de la cuenta, apurar más en una curva o hacer un adelantamiento a alguien que no tiene la pericia de un profesional.

Por otra parte, en un ámbito más agradable, la ventaja grande que supone correr una prueba de estas características, es el hecho de disfrutar más de los avituallamientos y la compañía de otros ciclistas entusiastas con los que acabas estableciendo conversaciones comentando la jugada de la prueba o la dureza de los tramos cronometrados. Podría decirse que se parece más a una salida con la grupeta que una marcha cicloturista, si bien la grupeta es enorme y no hay que parar en el bar porque el avituallamiento se encuentra al final del puerto, el mejor lugar posible para recuperar e ir a por el siguiente tramo cronometrado.

Finalmente, otra ventaja es que acaba siendo un entrenamiento de mucha calidad, con lo que es ideal para preparar otras actividades competitivas (triatlones o pruebas realmente competitivas) y el cansancio que deja no tiene nada que ver si uno hubiera tenido que forzar de principio a fin.

Por todo ello, creo que el futuro de las pruebas cicloturistas va muy ligado a esta forma de entender el ciclismo de aficionados y sin duda, la «Volta als Ports» será una prueba con larga vida. Mis más sinceras felicitaciones a VSL, al ACA y a todos sus voluntarios por estrenar este formato y hacernos disfrutar como nunca del ciclismo que practicamos la mayoría.

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